Seguridad: Los habitantes se sienten seguros en su comunidad. La baja tasa de delincuencia y la presencia de fuerzas de seguridad contribuyen a un ambiente seguro.
Educación de calidad: Ofrece oportunidades educativas para personas de todas las edades. Escuelas de calidad, programas de formación y bibliotecas pueden ser recursos valiosos.
Inclusión social: Fomenta la inclusión de todas las personas, independientemente de su origen étnico, género, religión u orientación sexual. La discriminación es mínima y se promueve la diversidad y la igualdad.
Participación cívica: Los habitantes de una comunidad sana están comprometidos en la toma de decisiones y participan en actividades cívicas y comunitarias.
Sostenibilidad ambiental: La comunidad se preocupa por la conservación del medio ambiente y promueve prácticas sostenibles, como la gestión adecuada de residuos, la energía limpia y la protección de recursos naturales.
Redes de apoyo social: Las personas en la comunidad tienen conexiones sociales sólidas y una red de apoyo que les ayuda a enfrentar desafíos y disfrutar de una buena calidad de vida emocional.
Cultura y recreación: Ofrece una amplia gama de actividades culturales y recreativas que enriquecen la vida de sus residentes, como teatros, museos, eventos deportivos y festivales.